Existen países en el mundo que la verdad no generan una gran cantidad de dinero, que sus finanzas están muy desactualizadas contra las de otras naciones en el mundo. Estos países que veremos a continuación son de los más pobres de Latinoamérica por PIB per cápita PPA, que es todo el dinero que produce el país dividido entre todos sus habitantes.
10. Brasil.
La pobreza en Brasil es un problema estructural que afecta a una gran parte de su población, a pesar de los avances en las últimas décadas. La disparidad en la distribución de la riqueza ha sido una de las principales causas de la persistencia de este fenómeno. A lo largo de los años, una gran parte de los brasileños ha vivido en condiciones precarias, sin acceso adecuado a educación, salud, vivienda y otros servicios esenciales. Esto ha generado un ciclo intergeneracional de pobreza donde las familias vulnerables permanecen atrapadas en condiciones de vida difíciles sin una posibilidad real de ascender socialmente.
Uno de los principales factores que ha mantenido a Brasil en una situación de pobreza crónica es la alta desigualdad en la distribución del ingreso. A pesar de ser una de las economías más grandes de América Latina, el país enfrenta una marcada concentración de la riqueza en manos de unos pocos. En muchas zonas del país, especialmente en las áreas rurales y en las periferias urbanas, la pobreza es extrema, y las oportunidades de empleo o de mejorar la calidad de vida son limitadas. Esto impacta no solo en la calidad de vida de las personas, sino también en la economía nacional. Un gran porcentaje de la población vive en condiciones de informalidad laboral, lo que reduce la productividad del país y limita el crecimiento económico. Además, la escasez de recursos destinados a sectores claves como la educación y la salud pública contribuye a mantener a gran parte de la población en situaciones vulnerables, lo que reduce las oportunidades de mejora. Actualmente, este país tiene un PIB per cápita de $20,584 dólares.
9. Paraguay.
A pesar de que el país ha mostrado un crecimiento económico constante en las últimas décadas. Paraguay, siendo uno de los países más pequeños de América del Sur, ha experimentado cierto crecimiento en términos de producto interno bruto (PIB), pero este desarrollo no ha sido inclusivo ni ha logrado reducir significativamente las tasas de pobreza. La desigualdad económica es uno de los principales desafíos que enfrenta el país, ya que la riqueza está concentrada en pocos sectores y no se distribuye equitativamente entre la población. Gran parte de la pobreza en Paraguay está vinculada a la falta de acceso a servicios básicos como educación, salud y empleo de calidad, lo que perpetúa un ciclo de pobreza que afecta principalmente a las zonas rurales y a las comunidades indígenas.Uno de los principales factores que ha contribuido a la persistencia de la pobreza en Paraguay es la estructura desigual de su economía. Aunque el país ha mostrado un crecimiento en sectores como la agricultura y la ganadería, la gran concentración de la tierra en manos de unos pocos ha generado una alta desigualdad en el acceso a los recursos y las oportunidades. La gran mayoría de la población paraguaya depende del sector agrícola para subsistir, pero muchas de estas familias viven en condiciones precarias y enfrentan dificultades para acceder a mercados, crédito y tecnología que les permitan mejorar su productividad. Además, la falta de infraestructura adecuada en muchas regiones rurales limita las posibilidades de desarrollo, lo que perpetúa la pobreza en estas áreas. Paraguay actualmente tiene un PIB per cápita de $17,645 dólares.

Asunción, Paraguay.
8. Perú.
La pobreza en Perú sigue siendo un problema significativo, a pesar de los avances económicos experimentados en las últimas décadas. El país ha logrado mantener un crecimiento constante del Producto Interno Bruto (PIB), principalmente impulsado por sectores como la minería, la agricultura y la industria, pero los beneficios de este crecimiento no han sido distribuidos de manera equitativa. Esto ha generado una marcada desigualdad social, que afecta especialmente a las zonas rurales y a los sectores más vulnerables de la población, incluyendo comunidades indígenas y grupos de bajos ingresos en las periferias urbanas. La pobreza extrema sigue siendo un desafío en muchas regiones del país, lo que impide que millones de peruanos mejoren sus condiciones de vida y que el país logre un desarrollo más inclusivo.
A pesar de los esfuerzos del gobierno para reducir la pobreza, Perú no ha logrado superar este desafío debido a una serie de factores estructurales. La desigualdad persistente en el acceso a la tierra, la educación y los servicios básicos ha creado un ciclo difícil de romper. Las políticas públicas a menudo no han logrado abordar las raíces profundas de la pobreza, y en muchos casos, las medidas implementadas no han sido sostenibles a largo plazo. La falta de un sistema educativo inclusivo y de calidad, especialmente en las zonas rurales, sigue siendo uno de los principales obstáculos. La corrupción y la debilidad en la institucionalidad también han dificultado la efectividad de los programas destinados a combatir la pobreza, ya que los recursos a menudo no llegan a los sectores más necesitados debido a la falta de transparencia y a la mala gestión pública. Perú tiene un PIB per cápita de $16,717 dólares por habitante.
7. Ecuador.
La estructura económica de Ecuador ha sido tradicionalmente dependiente de las exportaciones de petróleo y productos primarios, lo que ha generado una economía vulnerable a las fluctuaciones de los precios internacionales. A pesar de los recursos generados por el petróleo, la pobreza sigue siendo alta debido a la dependencia de sectores primarios y la falta de diversificación económica. Las zonas rurales, que dependen en gran medida de la agricultura de subsistencia, han permanecido rezagadas en términos de desarrollo. Estas áreas carecen de infraestructura básica, como acceso a agua potable, saneamiento, energía eléctrica, entre otros, lo que limita las oportunidades de desarrollo y perpetúa la pobreza. Además, la educación y la salud en muchas de estas zonas son de baja calidad, lo que impide a las personas mejorar sus condiciones de vida a largo plazo. Las altas tasas de informalidad laboral también son características de la economía ecuatoriana, lo que impide que una gran parte de la población tenga acceso a trabajos formales y, por ende, a una mayor estabilidad económica.
La pobreza en Ecuador tiene un impacto negativo significativo sobre la economía del país. La falta de acceso a una educación adecuada y a servicios de salud básicos limita la capacidad de los ciudadanos para mejorar sus perspectivas laborales y su calidad de vida. Al no contar con una fuerza laboral calificada, la productividad del país se ve afectada. El alto índice de informalidad laboral también representa un obstáculo para el crecimiento económico, ya que una gran parte de la población trabaja sin contratos formales, sin acceso a seguridad social y sin una remuneración justa. Esto no solo afecta el bienestar de los trabajadores, sino también la capacidad del Estado para recaudar impuestos y financiar políticas públicas. Además, la falta de acceso a servicios básicos y de infraestructura en las zonas rurales frena el potencial de estas áreas para contribuir al desarrollo económico del país. Ecuador tiene un PIB per cápita de $15,870 dólares por habitante.

Quito, Ecuador.
6. Guatemala
La pobreza en Ecuador es una realidad que afecta a un porcentaje significativo de su población, y a pesar de los avances económicos que ha experimentado el país en los últimos años, sigue siendo uno de los principales desafíos. Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) ha mostrado una tendencia positiva en la última década, el crecimiento no ha sido suficiente para reducir de manera sustancial la pobreza ni para corregir las profundas desigualdades sociales que existen entre las diferentes regiones y sectores del país. Gran parte de la pobreza se concentra en las zonas rurales, especialmente en las comunidades indígenas, donde las oportunidades de desarrollo son limitadas debido a la falta de infraestructura, acceso a servicios básicos y una educación de calidad. Esto genera un círculo vicioso en el que las personas más desfavorecidas no tienen los medios para mejorar su situación económica, lo que limita las perspectivas de crecimiento del país en su conjunto.
La estructura económica de Ecuador, que depende en gran medida de las exportaciones de petróleo y productos primarios, ha hecho que el país sea vulnerable a los cambios en los mercados internacionales. La fluctuación de los precios del petróleo afecta directamente los ingresos fiscales, lo que limita la capacidad del gobierno para invertir en programas de desarrollo y bienestar social. Además, la economía ecuatoriana enfrenta altos niveles de informalidad laboral. Una gran parte de la población trabaja en el sector informal, sin acceso a seguridad social ni a beneficios laborales, lo que contribuye a la perpetuación de la pobreza. Actualmente, Guatemala tiene un PIB per cápita de $14,066 dólares.
5. El Salvador.
A lo largo de los años, El Salvador ha enfrentado dificultades para salir de este ciclo de pobreza debido a varios factores estructurales y económicos. La falta de diversificación económica, el nivel limitado de industrialización y la dependencia del sector agrícola, en especial en las zonas rurales, han dificultado el crecimiento sostenido del país. Además, la violencia y la inseguridad también juegan un papel importante en la perpetuación de la pobreza, ya que limitan las inversiones y el desarrollo en diversas regiones. La inseguridad económica y física impide que las personas inviertan en proyectos productivos, educación o formación, lo que contribuye a que las familias permanezcan atrapadas en la pobreza. La migración de jóvenes en busca de mejores oportunidades de vida es otra de las consecuencias de la pobreza que afecta a la estabilidad social y económica del país, ya que no solo pierde a su fuerza laboral más joven, sino que también depende de las remesas que envían desde el extranjero, lo que genera una economía dependiente de factores externos.
La pobreza tiene un impacto directo en la economía de El Salvador. La escasez de educación de calidad y la baja calificación laboral son barreras significativas que impiden que los ciudadanos tengan acceso a trabajos bien remunerados y a una vida digna. Esto disminuye la productividad del país, ya que una gran parte de la población no está preparada para competir en un entorno global. Además, la falta de infraestructura adecuada, como transporte, energía eléctrica, agua potable y atención de salud, dificulta el desarrollo económico y limita las oportunidades de crecimiento en áreas rurales y urbanas marginalizadas. A nivel macroeconómico, la pobreza reduce el poder adquisitivo de la población, lo que afecta el consumo interno y limita las inversiones en sectores clave de la economía. Los empresarios y las empresas, tanto nacionales como extranjeras, prefieren invertir en áreas donde la seguridad y las condiciones laborales sean más estables, lo que agudiza aún más las disparidades entre los sectores más ricos y los más pobres del país. Tiene un PIB per cápita de $12,542 dólares.

San Salvador, El Salvador.
4. Bolivia.
La pobreza en Bolivia sigue siendo uno de los problemas sociales y económicos más graves del país. A pesar de los avances que se han logrado en los últimos años en términos de crecimiento económico y reducción de la pobreza extrema, el país aún enfrenta una marcada desigualdad y una gran parte de su población sigue viviendo en condiciones precarias. En 2020, casi el 30% de la población vivía por debajo de la línea de pobreza, y una parte significativa de esta población se encuentra en pobreza extrema. Bolivia es un país de gran diversidad geográfica, donde las disparidades entre las zonas rurales y urbanas son enormes. Las áreas rurales, en especial las comunidades indígenas, enfrentan altos niveles de pobreza, debido principalmente a la falta de infraestructura, la escasa disponibilidad de servicios básicos y la dependencia de actividades económicas de bajo rendimiento, como la agricultura de subsistencia.
La economía boliviana, que ha dependido tradicionalmente de las exportaciones de gas natural y minerales, ha experimentado un crecimiento sostenido en las últimas dos décadas, impulsado por el auge de los precios internacionales de estos productos. Sin embargo, la estructura económica del país sigue siendo vulnerable a los vaivenes del mercado internacional y no se ha logrado una diversificación que permita generar empleos formales y de calidad en sectores distintos a los extractivos. La falta de empleo formal es una de las características principales de la pobreza en Bolivia. Una gran parte de la población trabaja en el sector informal, lo que les priva de acceso a la seguridad social y a beneficios laborales, lo que contribuye a la precarización de la vida de muchas familias bolivianas. Esta situación, junto con la escasa creación de empleos en sectores productivos sostenibles, perpetúa el ciclo de pobreza, especialmente en las zonas rurales donde la falta de infraestructura y de recursos dificulta el crecimiento económico. Bolivia tiene un PIB per cápita de $10,727 dólares por habitante.
3. Nicaragua.
La pobreza en Nicaragua sigue siendo uno de los problemas más acuciantes del país. A pesar de los esfuerzos del gobierno y las políticas económicas implementadas, gran parte de la población nicaragüense sigue viviendo bajo condiciones de pobreza. Se estima que alrededor del 30% de los nicaragüenses vive en pobreza extrema, lo que significa que no tienen acceso a los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, como alimentación, salud, educación y vivienda. Este problema afecta de manera desigual a las zonas rurales, donde la pobreza es más pronunciada, particularmente entre las comunidades indígenas y campesinas. En las áreas urbanas, aunque la pobreza es menor que en el campo, las desigualdades también están presentes, especialmente en las periferias de las ciudades, donde la falta de empleo y de servicios básicos contribuyen a la exclusión social.
Nicaragua ha experimentado ciertos avances económicos en las últimas décadas, especialmente en términos de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), y ha logrado mantener una tasa de inflación relativamente baja. Sin embargo, la estructura económica del país sigue siendo limitada, ya que depende principalmente de la agricultura, la minería y las remesas enviadas desde el exterior. El sector agrícola, que sigue siendo la base de la economía en las áreas rurales, enfrenta una baja productividad, ya que los agricultores a menudo carecen de acceso a tecnología adecuada, crédito y asistencia técnica. La dependencia de productos básicos como el café, el azúcar y el cacao hace que la economía sea vulnerable a las fluctuaciones de los mercados internacionales, lo que genera incertidumbre para los pequeños productores y contribuye a la persistencia de la pobreza en las zonas rurales. Nicaragua tiene un PIB per cápita de $8,043 dólares por habitante.

Managua, Nicaragua.
2. Honduras.
Honduras enfrenta una situación de pobreza persistente que sigue siendo uno de los principales desafíos socioeconómicos del país. Aunque en las últimas décadas ha experimentado cierto crecimiento económico, la pobreza se mantiene como un problema estructural que afecta a una gran parte de la población. Según las estadísticas más recientes, más del 60% de los hondureños vive en condiciones de pobreza, y un alto porcentaje de ellos se encuentra en pobreza extrema, es decir, subsisten con menos de lo necesario para satisfacer sus necesidades básicas. Este fenómeno se ve reflejado especialmente en las zonas rurales, donde las familias carecen de acceso a servicios esenciales como agua potable, electricidad, educación y salud, lo que refuerza el ciclo de la pobreza. La pobreza también afecta gravemente a la población indígena y afrodescendiente, que históricamente ha sido marginada y excluida del desarrollo económico y social.
La economía de Honduras está fuertemente dependiente de sectores como la agricultura, las remesas enviadas por los hondureños que emigran principalmente hacia los Estados Unidos y las exportaciones de productos básicos como café, banano y palma africana. Aunque estos sectores han proporcionado cierta estabilidad económica al país, la dependencia de ellos ha impedido una verdadera diversificación de la economía. El sector agrícola enfrenta grandes dificultades, como la falta de inversión en infraestructura y tecnología, lo que limita la productividad y el desarrollo de nuevas oportunidades en las zonas rurales. Las malas condiciones laborales, los bajos salarios y la falta de acceso a recursos también dificultan el desarrollo económico de estos sectores. Honduras tiene un PIB per cápita de $7,210 dólares.
1. Haití
Haití es uno de los países más pobres del hemisferio occidental y uno de los más pobres del mundo. A pesar de su posición geográfica privilegiada en el Caribe y sus ricos recursos naturales, la pobreza en Haití es profunda y generalizada. Se estima que más de la mitad de la población vive bajo la línea de pobreza, y un alto porcentaje de ellos se encuentra en pobreza extrema, lo que significa que no pueden satisfacer las necesidades más básicas de alimentación, vivienda, salud y educación. La pobreza en Haití no es solo un problema económico, sino que está arraigada en una serie de factores históricos, políticos, sociales y económicos que han impedido al país superar este reto.
La economía haitiana ha estado históricamente dominada por la agricultura, principalmente en las zonas rurales. Sin embargo, el sector agrícola enfrenta numerosas dificultades. La falta de infraestructura, el cambio climático, la degradación del medio ambiente y la falta de acceso a crédito y tecnología moderna han reducido la productividad y la capacidad de este sector para generar empleo y mejorar la calidad de vida de la población. A pesar de que Haití tiene tierras fértiles y un clima adecuado para la producción agrícola, las cosechas son a menudo insuficientes para abastecer el mercado interno, lo que obliga al país a depender de las importaciones de alimentos. Esta dependencia de los alimentos importados, junto con los precios internacionales fluctuantes, coloca una presión adicional sobre los hogares más pobres, quienes no tienen los recursos para afrontar el costo de vida creciente. Haití tiene un PIB per cápita de $3,255 dólares.

Puerto Madero, Buenos Aires.